Los chicos no sabían que decir, Carlos intuía que dijeran lo que dijeran, Miriam y Virginia iban a atacarles, y dijo:
- Y vosotras, ¿por qué habéis aceptado?
- Una pregunta no se responde con otra pregunta. – Contestó Miriam.
- Eso. ¿Por qué nos habéis invitado? – Preguntó Virginia.
- Porque sois muy graciosas, nos habéis juzgado sin conocernos y encima pedís explicaciones. – Dijo Blas
- En eso llevan razón. Virginia, Miriam les habéis juzgado sin conocerles y encima pedís explicaciones. – Dijo Diana.
- Pero tenemos razones para pedirlas. Unos chicos que no conocemos de nada invitándonos. ¿Es para pensar mal o no? – Dijo Miriam
- Si, pero no para atacarles. Pobrecillos. – Dijo Sheila.
Durante toda la tarde, Miriam y Virginia no volvieron a meterse con los chicos y tuvieron todos juntos una buena tarde. Llegaron las 21:00 y Rebeca dijo:
- Buenos, nosotras nos tenemos que ir ya. Se nos ha hecho tarde. Encantadas.
- Igualmente. – Dijo David.
Y sin que se enteraran Miriam ni Virginia, Álvaro las dijo:
- ¿Queréis que sigamos en contacto?
- Vale. Verás cuando se enteren estas dos – Dijo Diana
- Tomad nuestros números – Dijo Dani
Apuntaron los números y les mandaron un whatsapp para que guardaran sus números. De vuelta en el metro, Virginia iba con malas caras y Sheila la preguntó:
- ¿Qué te pasa Virginia?
- Nada, eso chicos no me dan buena impresión. – Dijo Virginia
- A mí tampoco. Que sean tan majos y ni siquiera nos conocen es muy raro. – Dijo Miriam
- Pero chicas, nos acabamos de conocer y son majísimos, tenemos sus números y vamos a volver a quedar. – Dijo Rebeca
- ¡¿Qué?! – Gritó Miriam – ¿Tenéis sus números? ¡Os habéis vuelto locas!
- Vosotras estáis mal de la cabeza, no les conocéis de nada y cogéis sus números de teléfono. –dijo Virginia
- Pues por eso mismo. A nosotras tres nos han caído genial, tenemos sus números porque vamos a volver a quedar con ellos y así les conocemos mejor. – Protestó Diana
- ¿Y? ¿Pasa algo? Tenemos sus números porque nosotras queremos. Somos libres y creo yo que no estamos haciendo nada malo. – Dijo Rebeca.
- Pero lo que no entendemos es que no les conocéis de nada y pensáis volver a quedar con ellos. – Dijo Miriam molesta con sus amigas.
- Vamos a ver Miriam, que os quede claro que nosotras sabemos muy bien lo que nos hacemos. Preocuparos vosotras de no ir juzgando a la gente cuando no la conoces. – Dijo Diana.
- Eso, que no se las veces que hemos tenido que pedirles perdón por vuestro comportamiento de niñas pequeñas. – Dijo Rebeca.
- Me da pena por los chicos, que han tenido que aguantar que les humilléis y vuestras malas caras, yo en su lugar os hubiera mandado a la mierda. – Se quejó Sheila. – Mirad, nosotras tres no queremos discutir con vosotras pero entended que esos chicos han sido respetuosos y nos han dado razones de sobra que son buena gente. ¿Por qué sois tan cabezotas? ¿Por qué no miráis y valoráis como son en realidad?
- Sheila lleva razón. – Dijeron las gemelas.
- Pero nosotras dos lo estamos haciendo por vuestro bien, son unos descarados por invitarnos a tomar algo con ellos, a demás no les vamos a volver a ver, olvidaos de ellos. – Dijo Virginia a lo que Miriam asintió.
- Sois tan cabezotas como siempre. – Se enfadaron Sheila y Diana.
- Chicas, mañana hablamos anda, esta es nuestra parada. A las 10:00 en mi casa, ¿ok? – Dijo Rebeca.
- Ok! – Dijeron las otras cuatro al unísono
Sin darse cuenta habían llegado a la parada en la que tenían que bajarse. Se despidieron y se fueron cada una a su casa. Miriam y Virginia seguían tan cabezotas como siempre, esos chicos no las daban buena impresión.
Había sido una buena tarde para Rebeca, Diana y Sheila, sin embargo, Miriam y Virginia iban a hacer todo o posible para que las otras se dieran cuenta que ellas llevaban razón aunque no la llevaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario