-
¡Vamos Diana, sólo faltas tú! – Gritó Virginia.
Esa noche iba a ser especial para las cinco. Era
el cumpleaños de las gemelas Diana y Rebeca y se iban de fiesta a celebrarlo. Miriam,
Diana, Rebeca, Virginia y Sheila llevaban juntas desde muy pequeñas y jamás se
habían separado, eran las mejores amigas que podían tener.
Las cinco delante del espejo dijeron al unísono:
-
¡Perfectas!
Cogieron sus abrigos y sus bolsos y salieron de
casa de Miriam. Habían preparado una fiesta en un local que había en su pequeño
barrio con todos sus compañeros. Allí
celebraban el cumpleaños de las gemelas y a su vez la fiesta que celebraban
todos los años cuando terminaban las clases.
Estuvieron un rato en la fiesta pero se empezaban
a aburrir y decidieron irse a casa y celebrarlo las cinco juntas al día
siguiente.
A la mañana siguiente, a las 12:00 quedaron en la
entrada del metro para irse por el centro de compras. Iban a pasar todo el día juntas celebrando
como se merece, el cumpleaños de Rebeca y Diana. Después de comer en el Burger, se fueron a
jugar a los bolos. Preparadas para la partida, al llegar a la pista que les
correspondía, vieron a cinco chicos que estaban en su pista. Miriam, que era la
más atrevida de todas, mientras que las demás fueron a decirle a la chica que
esa pista ya estaba ocupada, les dijo a los cinco chicos:
-
Eh! Vosotros! Esta pista es la nuestra, quitaos
de aquí.
Los chicos extrañados la miraron y un rubio con
un gorro la dijo:
-
Te estás equivocando guapa, esta nos la han
asignado a nosotros. Así que la que te tienes que quitar de aquí eres tú.
Las demás chicas vinieron y la dijeron:
-
Miriam déjalo, nos han dado esta qué está al
lado.
-
Bueno, vale. Por esta vez se libran que si no, la
lío.
Se prepararon y empezaron a jugar. Los chicos las miraban extrañados. Miriam qué
les vio como las miraban, sin cortarse ni un pelo les dijo:
-
Eh! ¿Miráis algo? ¿Queréis una foto para que os
dure más?
-
Vale, Miriam déjales tranquilos. Ya bastante les
hemos molestado con lo de la pista. – Dijo Sheila para calmar a Miriam.
-
No tranquila, no pasa nada. No nos ha molestado.
La verdad es que os estábamos mirando porque nos ha parecido extraño lo de las
pistas. – Dijo uno de los chicos con acento andaluz.
-
Ah, lo sentimos. Se habían equivocado las chicas
de la recepción. – Dijo Rebeca.
Virginia que no se había fijado en los chicos ni
en lo que estaba pasando, levantó la mirada y al ver que las demás estaban
hablando con los de la pista de al lado, fue y al verles les dijo:
-
¿Qué ha pasado? ¿Os han dicho algo estos
figurantes?
-
Virginia, no han hecho nada. Mejor sigue a tu
rollo que no te estás enterado de nada. – Dijo Diana.
-
Vale, ¡pues como las digáis algo os la veréis
conmigo! – Les dijo Virginia mirándoles con cara de enfado.
-
No tranquila, esta movida la habéis empezado
vosotras diciéndonos que nos fuéramos de aquí que esta pista era la vuestra y
al final ha resultado que las que os teníais que ir erais vosotras. – Dijo el otro rubio de los chicos.
-
Bueno vale, dejemos el tema. - Dijo Rebeca.
Y sin decir nada más, cada uno continuó con su
partida. Cuando acabaron sus partidas,
uno de los chicos las dijeron:
-
¿Os venís? Os invitamos a tomar algo, y así
solucionamos el conflicto de antes.
-
Y a parte de idiotas, descarados. – Dijo Miriam.
-
Miriam, ¿por qué no les dejas tranquilos de una
vez? – Dijo Diana que empezaba a estar molesta con el comportamiento de Miriam.
-
Bueno, ¿Qué decís?, ¿os venís? – Dijo el chico
que tenía acento andaluz.
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