martes, 9 de julio de 2013

Capítulo 50

...3 años después...

- Chicos, chicos, mirad esto. Os dijimos que ibais a llegar alto - Dijo Rebeca entusiasmada.
Álvaro, Dani y David se acercaron a ella para ver que traía en la mano y Álvaro dijo:
- Parejitas, podéis venir ¿eh? Dejar los besos de una vez.
Blas y Sheila se acercaron de la mano y Carlos se acercó con Diana entre los brazos.
- Mirad, leed. - Dijo Rebeca


Más de 5.000 personas bailan al ritmo de Auryn.

El fenómeno musical del momento se llama Auryn. Este quinteto de jóvenes adolescentes volvió 'locas' a sus fans que se dieron cita el pasado viernes en su concierto en Madrid.  Con su segundo álbum  denominado "Anti-Heroes" han conseguido ser Disco de Oro. 
Estos cinco jóvenes han hecho renacer el fenómeno fan en España. Cinco chicos, jóvenes, entre 21 y 25 años, son el centro de atención de cualquier adolescente.  Sus canciones pueden hacerte saltar y llorar de emoción, cantan pop británico, pero no olvidan la esencia en español. 
Tras su primer disco debut, Endless Road 7058, sacan su segundo álbum,  Anti-Heroes, cuyo título quiere remarcar que son personas normales, no tienen nada de superhéroes. 
Y lo mejor de todo, se dieron a conocer en Destino Eurovisión en el que quedaron segundos, pero aunque no lograran representar a España en Eurovisión, no han dejado de luchar por cumplir su sueño. En este último año, han conseguido ser número uno de ventas, Disco de Oro, han ganador varios premios, han sacado su propia historia, llamada: "Nuestra Historia: Un camino sin fin".
Sus fans, llamadas auryners, sólo tiene palabras cargadas de amor hacia sus ídolos. 
Son los reyes de las redes sociales, ya que han superado los 110.000 followers en Twitter. 
AURYN, los nuevos reyes del pop nacional español.

- Chicos, esta historia será interminable...


FIN

Capítulo 49

A las 5:00, los ocho decidieron irse a casa a descansar. Los chicos, tras dormir unas horas, fueron a preparar la sorpresa de las chicas. Estaban nerviosos, ¿qué les parecería a las chicas? ¿las gustaría? A las 17:00 decidieron pasar a buscarlas a su casa. Sus nervios aumentaban pero tenían ganas de hacerlo. 
Cuándo llegaron los chicos, Diana, Rebeca y Sheila ya estaban preparadas. También estaban nerviosas, ¿qué sorpresa tenían?
Mientras salían, Dani dijo:
- Es en un local, no tardamos nada.
- Estamos nerviosas, ¿qué es? - Dijo Rebeca
- Sorpresa, ahora lo averiguaréis. - Dijo David
El camino fue corto, los nervios por parte de todos aumentaban. Antes de entrar, las taparon los ojos con un pañuelo.
- ¿Veis algo? - Preguntó Blas
- Nada - Respondieron las tres al unísono.
Las condujeron hacia dentro del local, las quitaron el pañuelo de los ojos y Carlos dijo:
- Chicas, aquí tenéis. 
Las chicas abrieron los ojos.
- ¿Qué es esto? - Preguntó Diana
- Una fiesta, nosotros hemos conocido a vuestros amigos y familias, ahora os toca a vosotras conocer a nuestra gente. - Explicó Blas.
- Amm... - Respondió Rebeca muy seria.
- ¿No os gusta verdad? - preguntó David
- No, sinceramente no. No hace falta que nos preparéis una fiesta para conocerles. No nos gusta ser el centro de atención. - Dijo Diana
- Lo sabíamos, pero tranquila esta "fiesta" no es para eso, queremos enseñaros otra cosa, y después, se lo diremos a todos ellos. - Explicó Carlos
- ¿Cómo? Me he perdido - Dijo Sheila
- Venid. - Dijo Álvaro.
Las chicas les siguieron hasta una pequeña sala. 
- ¿Qué hacemos aquí? - Preguntó Rebeca.
- Ahora lo veréis, esperad aquí.
Los chicos salieron de la sala, y ellas impacientes, empezaron a curiosear. No veían nada raro, así que decidieron sentarse y esperar.
- ¿Qué es lo que traman? Están muy raros. - Dijo Sheila
- Sí, no sé que se traen entre manos y cuál es la sorpresa, pero no sé qué pinta toda esa gente ahí. - Dijo Diana
Los chicos entraron en la sala, y Blas dijo:
- Pff, estamos muy nerviosos por lo que vamos a hacer. Desde pequeños hemos tenido un sueño y ese sueño es muy especial para nosotros. Hemos pensado seguir a delante con él. 
- ¿Qué sueño? Venga, decirlo ya que me estoy poniendo atacada de los nervios. - Dijo Rebeca
Los chicos se miraron entre ellos, y se escuchó de sus gargantas:

"Because,
when the sun shine
we'll shine together
Told you I'll be here forever
said I'll always be your friend
took an oath I'm a stick it out till the end.
Now that it's raining more than ever
know that we'll still have each other
You can stand under my Umbrella
You can stand under my Umbrella
(Ella ella eh eh eh)
Under my umbrella
(Ella ella eh eh eh)
Under my umbrella
Under my umbrella"

Las chicas se quedaron sin palabras. ¿Desde cuándo cantaban tan bien? 
- Buenos, ¿qué os parece? - preguntó David
- Lo hacéis genial. Estamos sin palabras- Dijo Sheila.
- Bueno, pero todo esto tiene una explicación. Hemos preparado todo esto para daros la noticia de que vamos a formar una boyband, los cinco.- Explicó Blas
- Queremos seguir adelante, desde pequeños nos ha gustado cantar, y todos los que nos han escuchado, nos apoyan. La gente que está ahí fuera nos ha escuchado y entre ellos, está un gran amigo de la familia, Magi, que va a ser nuestro representante. - Explicó Álvaro
- Y los días que hemos estado distantes, que os poníamos escusas para quedar era porque estábamos preparando todo esto, queríamos que os enteraseis de una manera especial. - Dijo Carlos
Las chicas se miraban entre ellas, no se lo creían. ¿De verdad eso estaba pasando? Era íncreíble.
- Y os queríamos preguntar una cosa.
- ¿Qué cosa? - Preguntó Rebeca
- ¿Queréis veniros con nosotros? Queremos que esteis ahí cuándo os necesitemos, sois muy importantes para nosotros.
- Claro, que sí. Vais a llegar alto. Pero ¿cómo os vais a llamar? - Preguntó Diana
- Queríamos algo que nos diese suerte, y hemos pensado llamarnos Auryn, cómo el talisman de la "Historia Interminable".
- Precioso.

Y así, nació Auryn.

Capítulo 48

Los días pasaban, se acercaba la hora de volver a Madrid. Decidieron volver el día 30 por la noche y el día 31 irían a la fiesta de las madres de las chicas. Una noche, Rebeca dijo:
- Chicos, no queríamos deciros nada para no arruinaros las vacaciones, pero la fiesta la organizan nuestras madres con las madres de Miriam y Virginia, así que esas dos petardas, también estarán en la fiesta.
- No pasa nada, mientras que no venga a molestar, todo perfecto. Sabemos que vuestras madres se siguen hablando con las de ellas y hasta que nosotros aparecimos, os llevabais bien con ellas. Puede que nosotros tengamos parte de culpa. - dijo Álvaro
- Para nada, ellas son las únicas culpables. Este tema yo lo hablamos, y todo quedo claro. Ni se os ocurra sentiros culpables. - Dijo Sheila.
- Vale, chicas gracias por todo, de verdad. - Dijo David.
- A vosotros por cambiarnos la vida - Dijo Rebeca.
- Carlos, ¿puedo pedirte una cosa? - Dijo Diana.
- ¿Matrimonio? - Dijo de broma Dani
- No, tonto, es otra cosa. - Dijo Diana
- Dime cariño.
- Mi madre aun no sabe nada de nuestra relación.
- ¿Quieres que disimulemos?
- No, que te venga conmigo para presentarte a mi familia cómo mi novio.
Carlos se quedó en silencio. Rebeca, se quedó alucinada, nunca pensó que su hermana iba a ser capaz de hacerlo, pero por fin, se ha decidido.
- ¿Qué? ¿Te parece bien?
- Claro que si, cariño. Pero yo soy muy vergonzoso, lo sabes. 
- No importa.
Carlos le dio un dulce beso y siguieron disfrutando todos juntos de sus últimos días allí.

Llegó el día 30, cuándo acabaron de hacer las maletas y recogieron todo, pusieron rumbo a Madrid. Volvían felices, con ganas de acabar el año juntos y seguir los años que hicieran falta unidos cómo lo han estado hasta ahora. 
Cuándo llegaron a Madrid, se fueron a descansar cada uno a su casa. Al día siguiente, por la mañana, deshicieron la maleta y después de comer, comenzaron a preparase para pasar la fiesta de Nochevieja. 
Llegaron al local y las chicas fueron a saludar a todos los conocidos. Los chicos, se sentían en centro de atención, las chicas les presentaban a todos los que conocían. Cuándo pudieron estar los ocho solos disfrutando de la noche, aparecieron Miriam y Virginia. Las madres de Sheila y de las gemelas, se acercaron dónde estaban los ocho y dijeron:
- Chicas, acaban de llegar Miriam y Virginia, os están buscando. 
- No queremos. - Dijo Diana
- ¿Cómo?
- Pues eso mamá, el verano del año pasado, conocimos a estos cinco chicos, como ya sabéis, y esas dos brujas se enfadaron con nosotras. No nos hablamos con ellas, y durante un año, nos han estado haciendo la vida imposible. - Dijo Diana
- Eso no puede ser verdad, ¿y el viaje?
- ¿No os han dicho nada? No han ido. Nosotras invitamos a ellos a que se vinieran con nosotras, y nosotras nos fuimos con ellos. Mamá, ya os contaremos todo lo que ha pasado. Disfrutemos de la noche. - Dijo Sheila.
La noche continuó y los ocho siguieron disfrutando de la fiesta.

 " Tin, tin, tin, tin, tin, tin, tin, tin, tin, tin, tin, tin ¡¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!!!" - Se escuchó en el local.

Un nuevo año comenzaba, los ochos se abrazaron llenos de alegría. Siguieron con la fiesta, pero Blas dijo:
- Chicas, tenemos una sorpresa para vosotras.
- ¿Qué dices? - Dijo Diana
- Lo que oyes cariño, una sorpresa para las tres. - Dijo Carlos
- Pero os la vamos a dar mañana por la tarde, osea hoy. - Dijo Dani
- Disfrutemos de la fiesta, esta tarde os pasamos a buscar. - Dijo Álvaro.
- Vale, perfecto. - Dijo Rebeca - pero nosotras no tenemos nada para vosotros.
- Tranquila, no queremos anda a cambio.
- Ay! ¡Qué nervios!

Las chicas esperaban ansiosas a que llegara la tarde, ¿qué sorpresa habrían preparado?

lunes, 8 de julio de 2013

Capítulo 47

Las chicas, nerviosas, agarraron las maletas y se fueron hacia el aeropuerto. Tenían la esperanza de que esas dos semanas fuesen las mejores de sus vidas, pero algo las decía que no, que pasaría algo que les molestase y acabaran mal las vacaciones. Al llegar al aeropuerto, se quedaron pálidas, no sabían cómo reaccionar, ¿qué hacían allí Miriam y Virginia? Se acercaron hasta ellas, y Rebeca dijo:
- ¿Qué hacéis aquí?
- Lo mismo que vosotras. - Dijo Virginia
- Nos vamos con vosotras a esquiar. - Dijo Miriam
- ¿Cómo? Nadie os ha invitado. Fue nuestro abuelo el que nos lo consiguió. - Dijo Diana.
- Ya, pero la buena de tu madre, qué al parecer no sabe nada de nuestro enfado, nos ha invitado a que vayamos con vosotras. - Explicó Miriam.
- No me lo puedo creer, ¿y vosotras habéis aceptado? - Preguntó Sheila.
- Claro, ¿cómo nos íbamos a perder unas vacaciones así con nuestras mejores amigas? - prgeuntó Virginia irónica.
- Nosotras no queríamos, pero nuestras madres siguen siendo amigas de las vuestras, nos han obligado a venir. Pero tranquilas, las habitaciones, están separadas. Una de tres para vosotras, y la de dos para nosotras. - Dijo Miriam
- Yo no pienso viajar con vosotras. Nos vais a fastidiar las vacaciones, cómo lleváis haciendo este último año desde que discutimos. - Dijo Rebeca.
- No es nuestro mayor deseo tener que veros las caras durante las vacaciones, pero es lo que hay. Si nuestras madres se enteran, a saber qué es lo que preparan para que volvamos a hablarnos, y ninguna de nosotras cinco queremos que pase eso. - Dijo Virginia.
- Vale, pero con una condición, nada de malos royos, cada una por su lado. Nosotras no existimos para vosotras y vosotras no existís para nosotras. - Dijo Sheila.
- Hecho. Se acabó el juego. Pasado pisado. - Dijeron Miriam y Virginia
Las tres chicas se dieron la vuelta y se alejaron lo que pudieron de Miriam y Virginia, no querían tenerlas cerca. Diana sin poder contenerse, dijo susurrando:
- Malas arpías, todo esto lo hacéis para volver a hablaros con nosotras, cómo si no os conociéramos lo suficiente. A mí no me la dais. No va a haber malos royos, pero vais a intentar acercaros a nosotras.
- Diana, tranquila, lo que no saben es que vienen los chicos con nosotras. - Dijo Sheila.
- Es verdad y hablando de los reyes de Roma, por la puerta asoman. Ahí vienen.
Diana fue corriendo hacia Carlos y le dio un dulce beso que él no esperaba. Se saludaron todos y las chicas les explicaron lo que acababa de pasar. Ellos, alucinados, no paraban de mirar a Miriam y a Virginia, que hablaban entre ellas.
- Miriam, ¿qué vamos a hacer ahora?
- No sé, pero esto ha sido un golpe bajo. ¿No se supone que iban ellas solas?
- Sí, eso nos dijo su madre. ¿Qué hacen estos cinco aquí?
- Les vamos a tener que aguantar, y lo que habíamos pensado, senos va a hacer muy difícil conseguirlo.
- Todo por culpa de Manu. ¿Por qué todo el mundo nos deja de lado? Primero ellas, y ahora, Manu.
- Yo sigo sin entender lo de Manu, hemos sido idiotas creyendo que él nos ayudaría y estaría con nosotras. Cuándo ha conseguido lo que quería, nos ha dejado de lado.
Las chicas y los cinco chinos no pudieron evitar escuchar la conversación, y Diana se acercó a ellas:
- Siento interrumpir, ¿qué ha pasado con Manu?, es que desde los asientos en los que estamos no se escucha bien.
- Es una historia larga. 
- Tenemos tiempo, el avión llega con retraso.
- Manu estaba liado conmigo, pero lo dejamos cuándo pasó eso contigo. Se lió con Miriam, y cuándo se ha cansado de nosotras, nos ha dado la patada en el culo. - Explicó Viriginia
- Y queríamos pasar estas vacaciones con vosotras para pediros perdón, para ver si podíamos volver a ser las que eramos, peor ya hemos comprobado que vosotras tenéis acompañantes.
Los demás escuchaban atentos lo que les decía Diana.
- Ahora esperáis que yo, apenada por vuestra situación, diga que os podéis venir con nosotros, que no vais a estar solas y que os vamos a perdonar. Pero no siempre uno escucha lo que quiere oír y este es el caso en el que os vais a arrepentir de todo lo que habéis hecho. Estos cinco chicos, no nos dieron a elegir entre vosotras o ellos, nos han respetad en todo momento y jamás, han dicho algo que nos haya ofendido. ¿Qué piensas? ¿Qué os vamos a perdonar? No, lo siento, las cosas no son así. No os vamos a impedir que vayáis a pasar las vacaciones al mismo hotel, pero tened claro que no os queremos cerca. Os merecéis estar solas, para que comprobéis que habéis sido unas brujas con la gente. Y ahora, me voy con mis verdaderos amigos, los que me quieren y aprecian. Adiós.
Dicho esto, Diana se fue hacia el grupo de los demás y soltando un suspiro, dijo:
- Que a gusto me he quedado.

Las vacaciones empezaron. Los días los pasaban los ocho juntos, disfrutando de cada momento. Miriam y Virginia decidieron quedarse en Madrid, pasar las vacaciones ellas dos solas.
Los ocho, disfrutaban de las vacaciones, y los chicos, a escondidas de las chicas, preparaban la sorpresa que tenían para ellas, cuándo empezara el nuevo año, estaban dispuestos a enseñarlas lo que tenían pensado. 

viernes, 5 de julio de 2013

Capítulo 46

Los planes seguían en pie. Las chicas preparaban las maletas nerviosas por lo que iban a vivir. Los chicos, pensando bien lo que hacía, decidieron tomarse un descanso para irse a disfrutar con las tres chicas que les había cambiado completamente la vida. 
Rebeca, en casa de las chicas, no paraba de gritar:
- ¡¡Qué nos vamos a esquiar a los Pirineos!! ¡Dios, no me lo creo!
- Rebe, tranquilízate cómo sigas así nos vas a poner nerviosas a nosotras, y te puedo asegurar que no es bueno que estemos las tres nerviosas. - Dijo Sheila.
- ¿Os podéis creer que en un año estos cinco chicos hayan aparecido en nuestras vidas y nos las hayan cambiado por completo? - Se preguntó Diana

Los chicos, quedaron en casa de David para ir al aeropuerto todos juntos. Estaban hablando de todo lo que iba a pasar, tenían pensadas muchas locuras, pero sobretodo, querían disfrutar con las chicas.
- ¿Quién nos iba a decir hace un año que dos de nosotros estaríamos enamorados de dos chicas que las conocimos en una bolera? - preguntó Carlos
- ¿Increíble verdad? - Dijo Blas.
- Estas tres chicas han llegado a nuestras vidas y nos la han cambiado por completo. Si os soy sincero, ahora mismo no podría ser capaz de no verlas durante más de dos meses seguidos. - Dijo Álvaro.
- Yo creo que eso nos pasa a todos. A estas tres locas se las ha cogido mucho cariño y no sé vosotros, yo las quiero cómo si fueran mis hermanas. - Dijo David.
- Todos las queremos cómo hermanas. Sin increíbles.- Dijo Dani

Mientras tanto, las chicas seguían hablando mientras que preparaban las últimas cosas:
- Chicas, me gustaría preguntaros una cosa. - Dijo Rebeca
- Claro, pregunta. - Dijo Sheila.
- ¿Vosotras os habéis arrepentido de algo en este año que hemos pasado junto a ellos?
- No, al revés, estoy orgullosa de todo lo que hemos hecho. - Dijo Sheila.
- Uff menos mal, no soy la única - Dijo Rebeca entre risas.
- Estos cinco chicos son cómo hermanos para nosotras, nos conocimos precipitadamente, pero no me arrepiento de nada. Lo único que han hecho es abrirnos los ojos ante Virginia y Miriam. Deberíamos darles la gracias - Dijo Diana.
- Llevas razón- Dijo Sheila.
- Bueno, y dos de ellos os han robado el corazón. Que no se os olvide. - Dijo Rebeca.
Diana y Sheila empezaron a reírse, Rebeca llevaba toda la razón.
- Chica, yo creo que todas necesitábamos esta conversación. ¿Cómo ha pasado todo esto? Sólo tenemos 19 años. - Dijo Diana
- Somos muy jóvenes, pero creo que sabemos perfectamente lo que hacemos, ellos tampoco son tan mayores. Blas y Dani tienen nuestra edad y el más mayor es David que tiene 22. - Dijo Sheila.
- No me refiero a eso, me refiero a qué nos estamos comportando cómo verdaderas adultas, hemos sabido qué hacer en cáda momento, y cuándo ha habido problemas no nos hemos comportado cómo unas crías. - Dijo Diana.
- Madurez hermanita, madurez - Dijo Rebeca.
- Yo estoy muy feliz por lo que ha pasado en este año, pero hay una cosa que me preocupa. - Dijo Sheila
- ¿El qué? - preguntó Diana
- La fiesta de Nochevieja, la organizan nuestras familias con las de Miriam y Virginia, pero nadie que no seamos nosotras cinco sabemos lo que ha pasado entre nosotras. Y sé perfectamente que cuándo se enteren nuestras familias, intentarán evitar que estemos tan distanciadas. Los chicos no saben nada de esto, y si ven a Virginia y a Miriam en la fiesta, puede haber problemas.
- Llevas razón. ¿qué hacemos?

Los chicos, mientras terminaban de arreglarse, seguían con la conversación:
- Chicos, está claro que nuestras vidas han dado un giro de 180º, pero no sólo con ellas, si no nosotros mismos. - Dijo Blas.
- Sí, y no podemos dejar de lado lo que hemos estado preparando, yo creo que cuándo lo vean, las va a gustar. - Dijo Carlos.
- Eso tenlo claro, las va a encantar y nosotros hemos disfrutado haciéndolo todo este tiempo. - Dijo David
- Esa sorpresa no se la esperan, ¿pero cuándo se lo enseñamos? - Preguntó Dani.
- Cuándo podamos, primero disfrutemos de las vacaciones junto a ellas. - Intervino Álvaro.

miércoles, 3 de julio de 2013

Capítulo 45

Los chicos estaban ausentes, cuándo querían quedar ponían escusas que las chicas ya no les creían. De vez en cuándo aceptaban pero no era lo mismo que antes. Una tarde, cuándo quedaron a pesar de las escusas que pusieron los chicos, Diana dijo:
- Oye, ¿os podemos preguntar una cosa?
- Sí, claro. ¿Qué pasa cariño? - Dijo Carlos.
- ¿Qué os pasa? - Preguntó Sheila.
- Llevamos más de un año junto a vosotros, y aunque no lo parezca, os conocemos bien. Últimamente no queréis quedar, ponéis escusas absurdas. ¿Qué hemos hecho?
- ¿Vosotras? Nada. Y no ponemos escusas, nos encanta quedar con vosotras ya lo sabéis. - Dijo David.
- Carlos, sé sincero. Que yo sepa, seguimos siendo pareja y en estas tres semanas, sólo te he visto dos veces. ¿Qué pasa? - Dijo Diana.
- Mirad chicas, vosotras trabajáis sólo por las mañanas y nosotros por las tardes, tenemos trabajo. - Dijo Blas.
- ¿Desde cuándo? - Preguntó Sheila.
- Desde que se acabó el verano. - Explicó Álvaro. - Cada uno nos hemos buscado nuestras cosas, se nos hace imposible quedar.
- ¿Y por qué no lo dijisteis antes? Llevamos dos meses haciendo las tontas. - Dijo Rebeca.
- Pues no sé, no queríamos involucraros en nada, queríamos seguir siendo los mismos pero vemos que es imposible, que no podemos quedar con vosotras sin faltar al trabajo.- Dijo Dani.
- Bueno, mirad. Ya sabemos lo que está pasando, y tranquilos, cuándo podáis quedar, nos avisáis y listo. ¿Esto no influirá en lo nuestro no? - Preguntó Sheila.
- No, claro que no. Tu y yo seguiremos juntos, y Cralos y Diana también. - Dijo Blas.
- ¿Vosotros? ¿Desde cuándo estáis juntos? Me refiero después de la discusión. - Preguntó Rebeca.
- Un día quedamos y solucionamos las cosas, estoy enamorado y no puedo vivir sin ella. La quiero. - Explicó Blas.
Parece que las cosas se solucionaron. Disfrutaron de la tarde, pero a los chicos se les veía con la cabeza en otro sitio.
Los días seguían pasando y cada vez se veían menos, las chicas intentaron no preocuparse, querían entenderlos pero querían saber cuál eran los trabajos que los tenían tan distraídos. 
Las relaciones seguían viento en popa, Carlos y Diana cada día estaban más enamorados y, Blas y Sheila poco a poco olvidaban lo que pasó. 
Llegó la navidad, y con ella, llegaron las vacaciones. Las chicas planearon pasar con los chicos y decidieron hablar con ellos:
- Chicos, ¿qué tal lo lleváis? - Dijo Diana
- Genial. - respondió Álvaro.
- ¿Tendréis vacaciones no? Hemos pensado varias cosas. - Dijo Rebeca.
- Miedo me dais. ¿Qué habéis pensado? - Preguntó Dani.
- Necesitamos saber si vais a poder hacerlo, si no, no hacemos nada. - Siguió explicando Rebeca. Diana y Sheila estaban con sus novios y pasaban del tema.
- Podremos, la verdad es que todo este tiempo hemos pasado de vosotras, y nosotros necesitamos un descanso. ¿Qué cosas? - Dijo David.
- Irnos a esquiar. Una semana. Todo pagado. Nada de gastos.
- ¿Nada de gastos? - Preguntó alucinado Dani.
- Exacto. Nuestro abuelo conoce al dueño de algunas las pistas de los Pirineos y nos invita a los ocho a disfrutar de la navidad esquiando en la nieve. ¿Qué os parece?
- ¿Y el hotel? - preguntó Álvaro.
- Viene incluido. Tranquilos hemos estado mirando todo y es el plan perfecto. - Dijo Sheila.
- Bueno, ¿qué os parece? - preguntó Diana.
- Bien, aunque soy muy torpe. - dijo Carlos.
- Pefecto. - Dijo Blas.
- Ya tenemos plan, gracias chicas. - Dijo David.
- Todavía hay más. Mi madre hace una fiesta por Nochevieja en un local precioso de nuestro antiguo barrio. Van amigos y nuestra familias. ¿Os venís? - Dijo Rebeca.
- ¿Estamos invitados? - preguntó Dani
- Claro que sí, os invitamos nosotras. ¿Os venís o no?- Dijo Diana.
- Vale. Muchas gracias chicas, en serio. - Dijo Álvaro.
- No tenéis que darlas. - Dijo Rebeca.
Las cosas iban a ir bien, volverían a ser los de antes. Pero aunque lo intenten, algo incordiaría en su amistad y en sus planes navideños.

viernes, 28 de junio de 2013

Capítulo 44

El verano llegó a su fin, las chicas sólo trabajaban por la mañana, así que podían verse con los chicos por las tardes. 
Los días pasaban y,  Carlos y Diana seguían con su relación, se querían mucho mutuamente y nadie ni nada podría separarlos. Álvaro habló con Sheila, no quería meterse en su relación con Blas, lo que pasó fue una tontería, ella quería a Blas y debían estar juntos.
Blas y Sheila, quedaron una tarde a solas y solucionaron las cosas, aunque Blas se enfadó por lo que pasó con Álvaro, parte de culpa la tuvo él por tratar así a Sheila, no podía decirle que eso se acababa ahí y que le olvidase, estaba enamorado de Sheila y seguiría con ella. 
Cada vez que se veían  disfrutaban de estar los ocho juntos. Una tarde, estaban en el parque dando una vuelta y se encontraron con Virginia, Miriam y Manu. Se avecinaban problemas.
- Mirad a quién tenemos por aquí, ¿son los repelentes no? - Dijo Miriam.
- Joder, tío, no sabía que los perros hablaban. - Dijo David.
- ¿A quién has llamado perra? - Preguntó Virginia buscando problemas.
- A tu amiguita, la que nos llama repelentes. Y ahora si no te importa, no quiero que me llamen loco por hablar con lagartijas asquerosas. - Respondió David con chulería.
- ¿Con qué esas tenemos no? - Dijo Manu.
- Manu, siempre que venís buscando problemas, acabáis mal vosotros no nosotros, así que por favor, déjanos en paz.- Dijo Dani
- La otra noche, parecía que Rebeca disfrutaba con mi culo.
- Ay no me lo recuerdes, que sólo de pensar que le he tocado el culo a un cerdo se me revuelve el estómago. - Dijo Rebeca.
- Oye, cambiando de tema, ¿qué te has hecho en el pelo? Pareces un pollo. - Dijo Sheila.
- ¿¡Cómo!? - Dijo Manu
- Que aprendas a teñirte, que ese amarillo pollo hace daño a la vista. - Dijo Carlos.
- No vamos a caer en vuestro juego, estamos hasta las narices de que busquéis problemas y siempre acabemos perjudicados nosotros. Este juego se acabó. - Dijo Miriam.
- ¿Encima nos echas las culpas a nosotros? ¿Pero quién te has creído que eres? Sois vosotros los que cada vez que nos véis, empezáis a insultar, estamos hartos. - Dijo Álvaro.
- Nuestro juego se acabó hace mucho. Vosotros sois los que seguís con él. Si nos insultáis nos defendemos. Y ahora, adiós, no queremos seguir viéndoos las caras. - Dijo Blas.
lO ocho se fuern y siguieron disfrutando de la tarde. Álvaro y Blas arreglaron su problema, David y Dani hablaron Rebeca, y quedaron en que no volvería a pasar, que ella estaba muy borracha y no sabía lo que hacía.
Los días pasaban, su amistad seguía en pie. Últimamente se veían muy poco, las chicas siempre decían de quedar pero los chicos ponían escusas para no ir. Las chicas empezaron a preguntarse que qué les pasaba, pero no encontraban ninguna solución. Diana llamó a Carlos:
- ¿Carlos? Necesito hablar contigo.
- Ahora mismo no puedo cariño, luego te llamo y hablamos.
¿Qué estaba pasando?

miércoles, 26 de junio de 2013

Capítulo 43

Álvaro leyó el whatsapp, era Diana. ¿Qué quería?
Álvaro: Dime Diana, qué pasa?
Diana: Necesito preguntarte una cosa
Álvaro: El qué?
Diana: Qué te traes con Sheila?
Álvaro: Yo?
Diana: Sí, he visto cómo os miráis y créeme que te diga que eso no son miradas de amigos.
Álvaro: Vale, cuándo volvió de Murcia fui a recogerla porque sabía que iba a necesitar a alguien con quien hablar. Yo era el único que sabía todo lo que había pasado. Y no sé cómo pasó pero nos liamos, y acabamos en la cama.
Diana: En la cama? :O
Álvaro: Sí, pero antes de que pudiera pasar algo, llamó Blas.
Diana: Dios, y que vais a hacer?
Álvaro: No sé, estuvimos hablando y aunque me gustó no quiero que llegue a sentir cosas por ella porque está con Blas.
Diana: Pero, tú que vas a hacer?
Álvaro: Hablar con ella, decirla que no podemos intentar nada, ella está con Blas y ha tenido dudas con lo que pasó, pero conmigo no puede tener nada, yo no traicionaría a una amigo.
Diana: Bueno, te doy un consejo, primero hablad con Blas, creo que merece una explicación ¿no?
Álvaro: Sí, llevas razón, mañana llamo a Sheila y se lo digo. Gracias Diana.
Diana: No tienes que darlas :)
Álvaro: Por cierto, no digas nada, por favor.
Diana: Soy una tumba.

Álvaro se tumbó en la cama con las manos en la nuca, ¿qué hacía?

Al día siguiente quedaron los tres solos para hablar de todo lo que había pasado.
- Álvaro, que sepas que lo sabe todo, ayer cuándo nos fuimos los dos fuera de la discoteca, se lo conté. - Dijo Sheila.
- Sí, sé que eres un traicionero, ¿cómo me has podido hacer eso?
- Lo siento tío, la veía mal, y no sé cómo pero nos besamos y acabamos en la cama, pero antes de que pudiera pasar algo de lo que ahora mismo nos estuviéramos arrepintiendo, llamaste tú. - Dijo Álvaro
- Blas, ya te dije que fue culpa mía, él sólo se dejo llevar.
- Pero lo hizo, un buen amigo se retiraría y no la besaría.
- Pero joder Blas no soy de piedra. Sheila es una tía que no está nada mal, y te recuerdo que fuiste tú el que la echaste de tu casa. No sé la razón por la que la trataste así pero ella estaba mal y antes de que nos liáramos, la ayudé cómo amigo. 
- Álvaro, déjale, tenemos que entender qué esté enfadado.
- Sí, sé que lo está, pero que sepa que entre y tu y yo no va a pasar nada más, soy tú amigo, nada más. Y ahora, creo que vosotros tendréis que hablar a solas. Blas, ya hablaremos tu y yo.
- Gracias, Álvaro.
Álvaro se fue y se quedaron hablando Sheila y Blas.
- Blas, cariño, lo siento.
- No tienes que sentirlo, entiendo que lo hicieras por despecho, todo fue culpa mía por tratarte así.
- ¿Qué quieres decir con eso? ¿No te enfadas?
- Claro, claro que me enfado, pero tengo que entender que lo hiciste por mi culpa.
- Ya te he dicho que no la tienes.
- La tengo, eso no me lo puedes negar, lo hiciste porque estabas cabreada conmigo por decirte las cosas que te dije. Sólo necesito que me dejéis un tiempo sólo, necesito pensar.
- Vale, cuándo quieras hablar, me llamas. Te quiero.
¿Qué decisión quería tomar Blas? Él no sabía que hacer, necesitaba pensar.

Rebeca, se levantó a mediodía con mucho dolor de cabeza y la dolía todo. Diana, la contó lo que pasó por la noche y Rebeca no se lo podía creer. ¿De verdad había hecho eso?
Sonó un móvil, llamaban a Rebeca. Era un número desconocido. ¿Quién sería?

martes, 25 de junio de 2013

Capítulo 42

Rebeca comenzó a reírse al ver a Manu teñido de rubio, y sin darse cuenta de las consecuencias dijo:
- Ya sé de qué te conozco, eres Manu, el gilipollas que forzó a mi hermana.
- Muy bien, borracha.
- ¿Cómo? Yo sé perfectamente lo que hago, ¿lo ves? - Dijo Rebeca dándole un bofetón a Manu en la cara.
Carlos, Dani, David, Álvaro y Diana intentaron aguantar la risa. Manu se llevó la mano a la cara, le había hecho daño.
Diana cogió a su hermana y la llevó fuera de la discoteca. 
- ¿Por qué las protegéis? - Preguntó una voz femenina.
- Miriam, sabes que cada vez que te acercas a nosotros no acabas bien, ¿te acuerdas? - Dijo Álvaro.
- Lo recordamos pero tranquilo, las cosas han cambiado. - Dijo Virginia
- Ah, ¿sí? Lo dudo, seguís siendo las mismas niñatas de siempre. - Dijo David.
- Responded a la pregunta, ¿por qué las protegéis? Ya son mayorcitas para que lo hagan ellas solas. - Dijo Miriam
- No os necesitan, ¿no os dais cuenta? - Intervino Virginia.
- ¿Y pensáis que os necesitan a vosotras? Tú lo has dicho, ya son mayorcitas y ninguno de nosotros las está protegiendo. - Dijo Carlos.
- Carlos, no merece la pena discutir con ellos, vayámonos. - Dijo Dani.
- Ah, vale, lo he pillado. Ellas no os necesitan, las necesitáis vosotros. Sin ellas no seríais nada, ¿verdad?- Preguntó Manu.
- ¿Qué intentáis? - preguntó Álvaro.
- Sólo estamos preguntando, ¿no podemos? - Dijo Virginia con chulería.
- ¿De qué os conocéis? - preguntó David.
- ¿Os importa? - Dijo Miriam
- Déjales Miriam, siguen siendo los mismos niñatos de siempre. - Dijo Virginia.
- No queremos problemas, dejadnos en paz. - Pidió Álvaro.
- Nosotros tampoco, sólo queremos que sepáis que esas tres chicas a las que conocéis, no son lo que parecen. - Dijo Miriam
- ¿Y eso quién lo dice? ¿Una niñata qué está celosa de que sus amigas prefirieran a unos tíos desconocidos antes que a ella? Mira Miriam, lo poco que te he hablado cómo personas adultas contigo he descubierto que si no haces daño a alguien, no eres feliz. Eres una mala persona, una bruja que sólo mira por su propio bien. ¿No te cansas?
- David, no la vuelvas a insultar.
- ¿Y si lo hago qué pasa? ¿Qué me vas a hacer Manu? ¿Vas a defender a esa bruja?
- La defiendo porque quiero protegerla. ¿Entendido?
- Ves, estáis cambiando los papeles. Las que necesitan tu ayuda son ellas dos, no Rebeca, Diana y Sheila. Miriam y Virginia no son nada sin ti, desde que te conocen nos plantan cara pero antes, nos agachaban la cabeza. Te están utilizando Manu. - Dijo Álvaro.
Manu, cabreado dio un empujón a David tirándolo al suelo y pegándole una patada en el estómago dijo:
- Nosotros nos vamos, no quiero volver a veros. 
Manu, Virginia y Miriam salieron, y los chicos se quedaron ayudando a David, que no tardó mucho en salir detrás de ellos.
Cuándo el trío macarrón, cómo les llamaba Carlos, salieron a la calle, David y los demás salieron tras ellos. David sin pensárselo dos veces, agarró a Manu, le tiró al suelo y agarrándole de la camisa, dijo:
- Te arrepentirás de lo que has hecho cabrón - Dijo Dándole un puñetazo. - parece que no tuviste bastante cuándo hiciste eso a Diana. Y ahora, más te vale que salgas de aquí volando, si no quieras que te parta la cara.
- David, tranquilo, ¿qué ha pasado? - Dijo Sheila agarrándole y separándole de Manu.
El trío macarrón salieron corriendo de allí.
- Lo mismo de siempre, venían buscando problemas y los han encontrado. - Dijo Álvaro.
- Manu a empujado a David y le ha pegado una patada en la discoteca. - Explicó Dani.
- Bueno, yo creo que ya le has dado bastante, ese no se volverá a acercar a nosotros, David tranquilo, por favor. Cálmate. - Dijo Sheila.
Cada uno decidió volver a su casa, había sido una noche dura e intensa. Blas y Sheila no habían acabado de hablar de lo suyo, David y Dani tendrían que hablar con Rebeca de lo que había pasado y Álvaro, volvió pensando en Sheila. ¿Se estaba pillando por la novia de su amigo? No, no podía ser, Sheila era la novia de Blas, y él no se iba a interponer en su relación. Los dos se querían mucho y Álvaro iba a ayudárles en todo lo posible para que vuelvan a estar juntos. Cuándo llegó a casa recibió un whastapp:
Álvaro, puedo hablar contigo?

lunes, 24 de junio de 2013

Capítulo 41

Rebeca besaba a David con pasión. Él, sabía lo que hacía pero ella no, estaba muy borracha. Eran amigos, ¿por qué no podían liarse? Dani volvió junto a David y Rebeca, que habían parado de besarse y se miraban fijamente a los ojos. Rebeca, se giró hacia Dani y empezó a besarle a él. David se la quedó mirando, ¿estaba tan borracha que no se daba cuenta de lo que hacía o lo sabía perfectamente?
Dani, se apartó de inmediato y dijo:
- Rebeca, ¿qué haces?
- Ninguno de los tres queremos nada serio, puedo besaros cuándo quiera.
Diana que había estado viendo la escena, se acercó a su hermana y dijo:
- Tu y yo no vamos ya, no estás en condiciones. 
- Estoy perfectamente.
- No, no lo estás, no te mantienes en píe. - Respondió Diana cabreándose más aun con su hermana.
- ¡Déjame en paz, joder! Ya soy mayorcita para saber lo que hago.
- ¿Segura? Te acabas de liar con David y cuándo aparece Dani, dejas a David y besas a Dani. 
- Yo no he hecho eso.
- No, lo ha hecho papá.
- ¿Ala sí? Luego hablaré con él.
David y Dani soltaron una carcajada ante lo que decía Rebeca.
- A callar, deja de hablar, te vienes conmigo a casa. - Volvió a decir Diana.
- Que me sueltes, no eres mi madre. Quiero quedarme, disfrutar de la noche, con David, con Dani y con ese rubito de allí que tiene un culito muy sexy.
- Rebeca, es absurdo discutir contigo. Estas muy borracha, así que no me cabrees, tú te vienes conmigo.
Rebeca empujó a su hermana, no sabía lo que hacía. Se fue hacia la barra dónde estaba el chico rubio al que se refería y le dio una palmada en el culo.
- ¿Ves? Sé perfectamente lo que hago. - Gritó Rebeca para que Diana la escuchara.
Diana, cansada de la escenita que estaba montando Rebeca, suspiró.
- Este culito se merece unas buenas manos para que lo aprieten. - Dijo Rebeca al chico rubio.
Diana pidió ayuda, ella sola no podría sacar a su hermana de allí antes de que viniesen los de seguridad por la que estaba armando. El chico rubio se dio la vuelta para mirar quien le estaba manoseando el culo, y rebeca al mirarlo dijo:
- Joder, tienes un culo muy sexy pero la cara muy fea. Así no se puede.
- ¿Perdona? - Dijo el chico rubio con una gran sonrisa en la cara.
- Lo que oyes, eres muy feo, no vas a ligar. 
- Rebeca, para, tu y yo a nos conocemos, y te arrepentirás de decir lo que has dicho.
- ¿Me conoces? La verdad es que me suenas un poco, será porque eres muy feo.
- Seré feo, pero mi culo te resulta sexy y provocador.
- Ahá, ¿me dejas tocártelo un poco?
 Carlos, Álvaro, Diana, Dani y David, fueron a coger a Rebeca y a sacarla de allí cuánto antes. Blas y Sheila, ajenos a lo que estaba pasando, se fueron a hablar fuera.
- Sheila, no puedo aguantar más, necesito saber que me perdonas por ser un gilipollas.
- Blas, me hiciste daño, y no quiero hacértelo a ti. Necesito contarte una cosa que seguramente no me perdones jamás, pero va a ser lo mejor.
- Antes de que me lo cuentes, ¿me perdonas?
- Yo no te tengo que perdonar a ti. Eres tú el que me tendrá que perdonar después de lo que te cuente.
- ¿Qué ha pasado?
- Cuándo volví a Madrid, Álvaro vino a buscarme, necesitaba a alguien a mi lado.
- Pero si me dijo que no te vio y que no sabía dónde estabas.
- Sí, lo sé. Yo le pedí que te dijera eso. Estaba con él en su casa. Yo estaba mal, necesitaba a alguien y supongo que por despecho, le besé y acabamos en su cama.
- ¿¡Cómo!?
- No llegamos a anda más, sólo fueron unos cuántos besos y caricias. Antes de que pudiera pasar algo más, llamaste tú. Blas, escúchame, sé que lo hice mal, pero estaba furiosa y necesitaba devolvértela.
- ¿Cómo ha podido hacerme esto Álvaro?
- Él no fue, fui yo. Yo fui la que empecé todo esto. Él no puedo evitar nada, por favor Blas, no te cabrees con él.
Blas se llevó las manos a la nuca, ¿eso estaba pasando? ¿Era verdad lo que Sheila le decía?
Mientras tanto, Rebeca, sin ser consciente de lo que hacía, empezó a tocarle el culo del chico rubio.
Diana, separó a su hermana y dijo: 
- Tu y yo nos vamos a casa. 
El chico rubio se dio la vuelta y les miró a todos con una sonrisa irónica.
- ¿Tú que haces aquí? - preguntó Carlos a chico rubio.
- Lo mismo que vosotros.
- Eres un gran hijo de puta, esto es lo que te gusta ¿no? Sabes que Rebeca no es consciente de lo que está haciendo. - Dijo David.
- Sí, lo sé. ¿Y?
- Que eres un cabrón. - Dijo Diana sujetando a Rebeca.
- Oye, no le insultéis, que tiene un culo muy sexy. - Dijo Rebeca.
- ¿Lo véis? Le gusta mi culo. Carlos, no me mires así, nos conocemos perfectamente.
- Eres un ser despreciable. Cómo te vuelva a ver, te enteras.
- ¿Qué me vas a hacer?
- Él no lo sé, pero yo no me ando con rodeos. Manu, será mejor que te alejes de nosotros.
Rebeca reaccionó. ¿El del culito sexy era Manu?

jueves, 20 de junio de 2013

Capítulo 40

- Verás, si te conteste así fue porque... Cuándo te lo diga sé que te vas a enfadar, pero por favor, déjame explicarte todo. - Dijo Blas nervioso
- Venga, arranca. - Contestó muy seria Sheila. -¿Por qué me contestaste así?
- La noche anterior había salido, había bebido demasiado, mis amigos me llevaron a casa porque estaba totalmente borracho, conseguí dormirme, pero cuándo me levanté estaba fatal. Hablé con mis amigos y me dijeron que me tuvieron que llevar a casa porque hacía cosas que no sabía que hacía.
- Te explicas cómo un libro abierto, no he entendido nada. ¿Qué cosas hiciste para que te tuvieran que llevar a casa?
- En la fiesta estaba mi exnovia, y de lo que yo recuerdo, no paró de intentar algo conmigo. Mis amigos me dijeron que la iba a cagar con ella.
- ¿Te liaste con ella?
- No, pero si no me hubieran separado, yo lo habría hecho. Te echaba de menos y ella se aprovechó de que estaba borracho y mal para intentarlo.
- ¿Y por eso me contestaste así?
- Sí, cuándo me desperté estaba fatal, no quería ver a nadie.
- Lo siento Blas, de momento no te creo.
- Sheila, por favor. Te quiero y eres lo más bonito que me ha pasado, sólo tu has conseguido que me enamore cómo un idiota de una chica. ¿Tú ya no sientes nada?
- Sí, claro que siento algo por ti Blas, pero tienes que entender que fuiste un gilipollas.
- Y lo entiendo, peor entiéndeme tu a mí.
- Mira, dejemos la conversación, ¿vale? En otro momento seguimos hablando.
Blas y Sheila volvieron con los demás. Echaban mucho de menos estar todos juntos aunque faltaba Carlos.
Los días pasaban, el verano llegó a su fin y Carlos, volvió de Alicante.
Carlos, lo primero que hizo fue ir a ver a su chica, a Diana. Diana no sabía que había vuelto y vio un mensaje  en el whatsapp de Rebeca que lo sabía todo.
Rebeca: Diana, asómate a la ventana.
Diana: Para?
Rebeca: Asómate y cállate.
Diana abrió la ventana, se asomó y vio a Carlos con un ramo de rosas.
Diana sin decir nada salió corriendo y bajó a abrazarle.
- Hola cariño. - Dijo Carlos.
Se fundieron en un dulce y apasionado beso. Subieron a casa de las chicas y no pararon de hablar, lo necesitaban.
Esa noche, decidieron salir de fiesta para celebrar que volvían a estar los ocho en Madrid. Todos se arreglaron y salieron dispuestos a darlo todo.
La noche empezó animada, una chica se acercó a Carlos y le dijo:
- Hola guapo, ¿te vienes conmigo?
- El guapo te lo ahorras, y no se va contigo porque está conmigo, con su novia, así que ya te estás marchando. - Dijo Diana.
- Eso lo tendrá que decidir él, ¿no?
- O te vas ya, o saco mi uñas de gata mala. Aire. Fuera.
La chica, asustada se fue. Carlos dijo:
- Joder que genio. Cualquiera te dice nada.
- Tú a callar. - Dijo Diana con una sonrisa dándole un beso.
La noche continuó, entre copa y copa, Rebeca bailaba con los chicos. Sheila estaba ausente. Blas y Álvaro se quedaron hablando en la barra.
Dani, se encontró con una vieja amiga y se fue a hablar con ella. Rebeca y David seguían bailando, a cada canción se acercaban más. David iba un poco borracho y Rebeca no controlaba lo que hacía, cuándo de repente David se acercó a ella y dijo:
- Disfrutemos de la noche.
Rebeca le dio un apasionado beso, sin amor pero con mucho deseo y pasión.
¿Qué hacían?

miércoles, 19 de junio de 2013

Capítulo 39

Sheila miró a Álvaro. Esa pregunta también se la hacía ella, ¿qué iba a pasar entre ellos?
- Sheila, creo que ya somos mayorcitos para estos juegos, lo mejor será que hablemos de esto cuánto antes. - Dijo Álvaro.
- Tienes razón. Voy a ser sincera, y necesito que tú también lo seas conmigo. ¿Tú por qué lo hiciste?
- No lo sé, fue el momento, te veía triste, y tú no estás nada mal. ¿Y tú? ¿Lo hiciste por despecho?
- Claro que no. Lo hice por la situación del momento, estábamos muy cercanos, y no sé, pero puede que sienta algo por ti. Es extraño lo sé.
- ¿Y Blas?
- Aunque ahora mismo me cueste reconocerlo, ese idiota me tiene enamorada. Pero no puede evitar sentir algo por ti. ¿Tú sientes algo por mí?
- Ese es el problema, creo que sí. Me jode hacerle esto a un amigo, pero mis sentimientos me pueden.
- ¿Entonces qué hacemos?
- Creo que sabes lo que haría, es lógico. La decisión la debes tomar tú.
- Necesito asegurarme de que lo que siento por ti y por Blas. Todo es surrealista, es de locos. Y lo que quiero proponerte más aun.
- ¿Qué me vas a proponer?
- Álvaro, Blas no está aquí, y lo que me hizo en Murcia me jodió mucho. Mi corazón me pide que intentemos tú y yo algo mientras que Blas no esté, y cuándo vuelva tomaré la decisión.
Álvaro fue a contestarla pero se escuchó un grito de Diana que decía:
- ¡BLAAAAAAAAS! 
Sheila y Álvaro miraron hacia la puerta de la cafetería y se les descompuso la cara. Blas estaba ahí, en la puerta, con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Qué hacía allí?
Los demás fueron a saludarle y Blas preguntó:
- ¿Y Sheila y Álvaro? 
- Han ido a pedir algo, están en la barra. - Dijo Rebeca.
Blas miró hacia dónde Rebeca le señalaba y les vio. Fue hacia a ellos, Álvaro con una sonrisa saludó a su amigo y dijo:
- Bueno os dejo a solas, creo que lo necesitáis.
Blas miró a Sheila sin saber que hacer. Se armó de valor y dijo:
- ¿Me perdonas? He dejado mis vacaciones para venir a hablar contigo, necesito darte una explicación y espero que me entiendas y me perdones.
- Nadie te ha pedido que dejaras tus vacaciones. 
- Sheila, por favor, no seas cruel.
- Soy lo mismo que fuiste tú conmigo en Murcia. Así que ahora no me vengas de niño bueno, porque cuándo fui a verte a Murcia fuiste un cabrón.
- joder, Sheila, ya te he dicho que lo siento.
- ¿Y crees que con un simple lo siento voy a olvidar las palabras que salieron de tu boca?
- Por favor, escúchame lo que te voy a decir, y luego tomas la decisión que quieras tomar.
- Venga habla, no tengo toda la tarde.

Mientras tanto, los demás hablaban de sus vacaciones. Rebeca, miró a David y le dijo:
- David, ¿y tú que has hecho para estar tan moreno?
- Tomar el sol, cómo buen granadino que soy.
- Un día me tenéis que llevar a mí a Granada. Dani y tú estáis especialmente sexys así de bronceados.
- Siempre lo hemos sido. - Dijo David provocando la risa de Álvaro y Diana.
Rebeca, entre risas dijo:
- ¿Qué creídos sois no? Sólo he dicho que estabais muy guapos después de las vacaciones.
- Ya te hemos dicho que lo somos, ¿a caso lo dudabas? - preguntó Dani.
- Un poquito.
- ¿Nos estás llamando feos? - preguntó David.
- Conozco a mi hermana y no os está llamando feos, os está llamando horribles. Y con lo de sexys así de morenitos, se refiere a que no os queda bien. - Dijo Diana de broma.
- Serás mentirosa. - Dijo Rebeca.
- ¿Nos has llamado feos y horribles?
- Que no, que Diana es tonta.
- Ahora soy yo la mala ¿no? Si son feos son feos. - Siguó Diana con la broma.
- Tu novio si que es feo. - Dijo Dani.
- ¿Te estás metiendo con mi Carlos?
- Sí, le huelen los pies. - Dijo Dani
David y Rebeca no podían para de reírse, echaban estas bromas entre ellos.
- ¿Le huelen? Cuándo vuelva a Madrid se los huelo, a ver si es verdad lo que dices.- Dijo Diana
Los cinco empezaron a reírse pero Álvaro no paraba de mirar a Blas y Sheila, ¿de qué estarían hablando?
- Bueno, ¿arrancas ya a decirme lo que tengas que decirme?- Dijo Sheila
Blas, la miró a los ojos, repsiró hondo y dijo:
- Verás, si te contesté así fue porque...

jueves, 6 de junio de 2013

Capítulo 38

Un chica alta, rubia y con una preciosa sonrisa se les acercaba. David y Dani, embobados y con una sonrisa en la cara, dijeron al unísono:
- Hola, te estaba esperando.
La chica, se empezó a reí, David y Dani se miraban. 
- Tío, no te equivoques, esta es mi chica. - Dijo Dani.
- ¿Ya empezamos? Espera tú a la tuya, qué con esta he quedado yo.
- Eh, tranquilos chicos, he quedado con los dos.
- ¿Cómo? ¿Qué está pasando aquí? - Preguntó David
- Eso mismo me pregunto yo. El que estuvo la otra noche contigo, fui yo, no él. - Dijo Dani
- No te equivoques, estuve yo. - Se quejó David.
- David, tú estuviste el otro día, pero Dani también estuvo conmigo otra noche. - Dijo la chica.
- Qué nos hemos liado con la misma tía. - Dijo Dani
- No soy ningún juguete, sigo aquí delante, así que lo de tía, os lo ahorráis.
- Shh, calla. Esto es más serio. Dos amigos no se pueden liar con la misma chica. Tú ahora mismo no importas. - Dijo Dani.
- Ha sido culpa tuya Dani, no dejas de intentar quitarme a todas las chicas. ¿No te cansas?
- Pero si has sido tú. Me estas cabreando David.
Los dos chicos siguieron discutiendo sin darse cuenta de que la chica con la que habían quedado los dos, se había ido. La pelea fue a peor, y los chicos optaron por volver a casa cabreados el uno con el otro. Nunca había discutido y estas vacaciones, por culpa de las chicas, no pararon de hacerlo. Tras darle muchas vueltas, David le dijo a Dani:
- Paso de seguir peleándome contigo por las tías, me vuelvo a Madrid.
- He pensado exactamente lo mismo.
Y así hicieron, prepararon sus maletas, y el padre de Dani, les llevó de vuelta a Madrid. El viaje fue incómodo, ninguno de los dos hablaba, iban con su música, y ni se miraban. ¿Habían llegado a ese punto? ¿Dejaron de hablarse por culpa de una tía?
Por la tarde, a las 20:00 llegaron a Madrid, llamaron a Álvaro y a las chicas para decirles que ya habían vuelto. 
Mientras tanto, Sheila hablaba con las chicas de lo ocurrido con Blas en Murcia pero no las dijo anda de que había pasado la noche con Álvaro. Tenían que hablar sobre el tema primero, para saber qué iban a hacer.
Álvaro, no paró ni un momento de pensar en Sheila, y en todo lo que había pasado aquella noche. ¿Qué iba a pasar?
Al día siguiente, quedaron los seis que estaban en Madrid para verse. Quedaron en al cafetería de siempre, y cuándo las chicas vieron entrar por la puerta a David y a Dani, salieron a abrazarles, les echaban mucho de menos.
Pasaron la tarde muy animada,  pero David y Dani seguían enfadados, y a Rebeca no le gustaba verlos así. 
Diana estaba en su mundo, pensando en Carlos le echaba de menos. Y Carlos en Alicante, no dejaba ni un segundo de pensar en ella, tenía muchas ganas de verla, de besarla, de abrazarla, la necesitaba cerca.
Sheila, se levantó para pedir algo y Álvaro, fue detrás de ella.
- Sheila, ¿podemos hablar?
- Claro, dime.
- He estado pensando,me gustó lo que pasó entre nosotros, pero necesito saber Qué va a pasar.
- ¿Qué va a pasar de qué?
- Sí, ¿qué va a pasar con nosotros?

Capítulo 37

- ¿Sí?
- Álvaro, soy Blas. Tengo un problema.
- ¿Qué ha pasado? 
- Sheila se ha vuelto a Madrid, ¿la has visto o algo?
- ¿yo? ¿A Sheila? Qué va tío. No la he visto. - Dijo Álvaro levantándose y sentándose en la cama.
Sheila, le miraba atenta, seguro que era Blas.
- ¿Te pasa algo? Estás muy raro.
- ¿A mí?  Nada. Es que me has pillado dando de comer a los peces.
- ¿Peces? ¿Desde cuándo tienes peces?
- Me los compré ayer, ya sabes, lo de siempre.
- No sabía que te gustaran los peces.
- ¿No? Pero si siempre me han gustado. Bueno, te dejo, si sé algo de Sheila, te llamo.
- Venga, vale, suerte con los peces.
- Gracias.
Álvaro colgó y tras un suspiro, se giró y vio a Sheila dormida. Al verla, se le escapó una sonrisa tonta, la dio un beso en la mejilla y se tumbó a su lado, que tierna era cuándo dormía.
A la mañana siguiente, Sheila se despertó, miró a su alrededor, ¿dónde estaba? En ese momento se acordó de una llamada que interrumpía a Álvaro y a ella en su momento pasional. Estaba tan cansada del viaje, que se quedó dormida en seguida. Cuándo entró en razón, vio que Álvaro no estaba en la cama. Se levantó a buscarle pero en ese mismo instante, entraba él en ropa interior con una bandeja de desayuno.
- Aquí tienes preciosa. - Dijo él dándola un beso en la mejilla.
- Buenos días - Dijo Sheila sin saber que decir.
Los dos empezaron a desayunar, ninguno decía nada. Cuándo acabaron, Sheila comenzó a vestirse pero la sonó el móvil, era Rebeca.
- ¡Sheila! ¿Qué tal por Murcia?
- Estoy en Madrid, en casa de mi abuela. 
- ¿Y eso?
- Ahora voy a casa y te cuento.
- ¿Pero tu abuela está bien?
- Si sólo que he ido a pasar la noche allí, por no molestaros.
- Ah, vale, pues luego nos cuentas. Aquí te esperamos.
Sheila colgó y dijo mientras que acababa de vestirse:
- Bueno, creo que es hora de irme ya. Gracias.
- Vale, adiós.
Y con un beso vergonzoso en la mejillas, Álvaro y Sheila se despidieron.
Mientras tanto, en Granada, David y Dani disfrutaban cómo niños de sus vacaciones. Casi todas las noches, se iban de fiesta, y cómo siempre ligaban mucho, sus amigos de allí les pusieron el mote de "los ligones". Cada noche, ligaban con una chica diferente pero no repetían con ninguna.
David, aburrido, una tarde decidió llamar a una de las chicas con las que había ligado hace dos días. Quedaron en verse en la playa, en el chiringuito. Dani, al ver que David quedaba con una de sus ligues, quedó también con una de las chicas qué más le gustaron. 
- ¿Ya me estás copiando? Quedo yo con una chica, y también tienes que hacerlo tú. - Dijo David a Dani
- Si me dejas sólo, ¿qué quieres que haga?
- Pues te compras un mono, yo qué sé.
- Anda, déjame. Paso de discutir. He quedado con ella en el chiringuito. ¿ Y tú?
- También.
Los dos se arreglaron, y se bajaron al chiringuito de la playa. 
- La mía es mucho más guapa, ya lo verás.
- No empecemos, Dani, no me piques, sabes que las más guapas me las llevo yo.
- Qué flipado eres, la más guapas siempre acaban conmigo.
Los chicos levantaron la mirada y vieron a una chica rubia y alta con una preciosa sonrisa que se les acercaba.